Todo es Según el Color...

Gracias por la sordera que me has dado
¡Gracias, gracias, Señor!
Porque gracias a ella se ha calmado
el barullo exterior;
y, como siempre procuré escucharte,
hoy puedo... ¡Tú lo sabes! confesarte
que te escucho mejor.

Pero no sólo el ruido de allá fuera
has logrado calmar Señor, con mi sordera:
La loca de la casa
ya el día no lo pasa
alborotando como hacer solía
con su charlar diabólico y atroz.
Recobró la razón mi fantasía
a más de que adquirió sabiduría.
¡Por eso me es más plácida tu voz!

El barullo de dentro y el de fuera
se esfumaron por esta mi sordera,
que todos ven como terrible mal,
gracias te doy, Señor, y te bendigo
al par que a todos digo:
Es un bien esta falla corporal:
Jesucristo, con sólida eficacia,
por arte de su gracia,
lo transformó en un bien espiritual.

José A. del Valle
8 de Oct. de 1980