Libreta 6a. Pág. 88 - Obra No 501
El poder de la oración en las tentaciones

Reza


El alma tiene sordas tempestades
como las tiene el mar. Tiene mareas
en las que, muchas veces,
a su furor y fuerza,
el faro de la fe que en Dios tenemos,
parece que se apaga y que flaquea.

Cuando al mar de tu alma
los vientos de la duda lo remuevan
y tiembles porque temes
que tu tesoro y bergantín se pierdan,
no te impacientes, hombre;
serénate y recuerda
que a Cristo los apóstoles un día
le dijeron: “¡Despierta,
Maestro, por favor, que perecemos”.
Y, alzando Cristo la divina diestra,
obedientes, los vientos y las aguas
depusieron su fuerza.

Cuando el turbión de la pasión te agite,
o el ciclón de la duda te estremezca,
haz lo que los apóstoles, amigo:
Despierta a Jesucristo: ¡reza! Reza,
y podrás admirar cómo las aguas
de la mar de tu alma se serenan
y ver también, como en bruñido espejo,
el santo cielo aprisionado en ellas.

José A. del Valle

San Juan de Pto. Rico, 4 de Abril de 1976