Poesía Lírico-Religiosa 

Si a José A. del Valle lo hemos calificado como un poeta eminentemente lírico, no estamos en lo correcto si no lo presentamos como Lírico-Religioso. Pero de una religiosidad entusiasta y alegre porque así la vivía. La razón de su vida y lo que le llenaba de vigor todas las horas del día, de los meses y de los años todos de su existencia fue su fe. Aquí huelga el hablar sobre el tema porque él es el único que, a través de sus poesías, nos va a decir y a convencer, cuál era la fuente de su alegría.

No cabe duda de que la poesía fue el vehículo que Dios puso en su mano para desplegar su celo apostólico.  No obstante, conviene aclarar que, aunque la fe que él profesó es la misma de hoy y de siempre,  José A. del Valle como hijo de su tiempo, expresó la convicción de su fe con el lenguaje que era propio de esa, su época. El mundo pasa pero Cristo es y vive, ayer, hoy y siempre.

La misericordia divina quedaba asumida en él, porque vivió de amor y el que ama no teme. El hijo que vive feliz en la casa del padre es porque disfruta de ese amor recíproco entre el padre y él. José A. del Valle vivió así, gozando la experiencia de Dios, la experiencia del Amor. Y de esa vivencia de Amor al Padre brotaba el amor a sus hermanos. De ahí su entrega al prójimo y su sinceridad y fidelidad en la amistad.

Ninguna poesía mejor para iniciar esta sección que “Alegría Cristiana”. Poesía lírica religiosa escrita temprano en sus 40,  que se encuentra en su libro “Épicas y Místicas, y que dio título al último libro que él publicó en vida.  Pasemos, pues, a ella sin más.