Libreta 4a.  Pág. 195 - Obra No. 393
Romance con el que canta con amor entusiasta
a la Mancha y la ve como el altar de España por
sus trigales y sus viñedos de los que más tarde
saldrá el regalo de la Eucaristía


A  España


Con filial cariño dedico esta poesía al Rvdo.
P. Don José Rendueles, párroco de Colunga,
la bella villa asturiana.

Desde América; tu América,
y del ensueño en las alas,
el Atlántico traspongo
y, tras contemplar tus playas
y esas rías majestuosas
en cuyas límpidas aguas
tal parece que Galicia
se está mirando la cara,
en tu corazón me adentro;
en tu corazón: La Mancha,
y, porque no puedo, madre,
esta emoción que me embarga
reprimir, gozoso exclamo
y a todo pulmón: ¡España!

Tu corazón. En él llevas
como quien con celo guarda
reliquias de sus mayores
y blasones de su casta
que, aunque mucho los cuida
se complace y se solaza
en mostrárselos al mundo
como sus mejores galas...
de la católica Iglesia
la fe que sana y que salva.

Pero es que también florecen
en tu corazón, España,
los trigales y viñedos
que habrán de darnos mañana
el pan que nutre los cuerpos
y el vino que alegra el alma.

El pan y el vino que esperan
por las mágicas palabras
que han de hacerlos cuerpo y sangre
del Dios que es nuestra esperanza,
El pan y el vino que en Cristo
transforma tu fe sagrada
y que ofreces a Dios Padre
sobre la meseta parda
que es tu corazón augusto...
¡hacen altar de la Mancha!

Altar que ahora contemplo
y que, a modo de plegaria
me arranca esta queja: ¡Cristo!
Toca a los hombres el alma
para que los corazones
de las naciones y razas...
(el corazón de las libres
igual que el de las esclavas)
se transformen en altares...
¡como el corazón de España!

José A. del Valle

S. Juan de Pto. Rico, 8 de Dic. De l969
Día de la Inmaculada Concepción