Alma – Fuente

Eres un hombre
que tiene un alma.
Un alma-fuente
y cuyas aguas
(que no otra cosa
son tus palabras)
si brotan límpias,
puras y claras
como de un ángel
es la mirada,
la luz del cielo
vendrá a besarlas;
se harán, al beso,
bella alborada
que querrá sólo
darle a las almas
que por la vida
sin rumbo marchan
porque ni un rayo
de luz las baña,
su luz divina
para orientarlas.

Pero aun más gloria
tendrán tus aguas:
Cuando desciendan,
para alegrarlas,
a esas estepas
que son las almas
que no sonríen
porque no aman,
se hará el prodigio
de transformarlas
en los vergeles
cuya fragancia
Dios, desde el cielo,
para aspirarla,
a ellos bajando,
por arte y gracia
de ese amor suyo
con que nos ama,
ha de tornarlos
en su morada.

Si las de Cristo
son tus palabras,
harás un cielo
de aquellas almas
flacidas, mustias
de vida lánguida
que no sonríen...
¡porque no aman!

José A. del Valle

San Juan de Pto. Rico 16 de Sept. de 1976