Divina  Impaciencia

Bajo del cielo a la hostia
del sacerdote a la voz,
porque quiero darte, hombre,
otra prueba de mi amor.
Te he dado de amarte muestras
como nadie te las dio:
Bajé a Belén una noche.
(“Noche de paz y de amor”
la han llamado los poetas
con justísima razón).
Paz y amor te traje en ella:
¡La paz y el amor de Dios!
Y te di la mayor prueba
que pueda darse de amor:
Dar la vida en el Calvario
sólo por tu redención.

Y hoy he bajado a la hostia
del sacerdote a la voz,
para bajar a tu alma;
para unirnos ella y Yo
y anticiparte mi cielo
antes de aquella ascensión
que realizarás el día
que quiera llamarte Yo.
¡Es que el amor me impacienta!
¡Es que me apura el amor!

José A. del Valle