Si No Os Volvéis Como Niños...

Setenta y ocho abriles, Jesucristo,
me has concedido ya.
Los que te plazca darme en lo adelante
los quiero caminar
por ese caminito tan bonito
de Infancia Espiritual
y de total confianza,
que una monjita de alma angelical
desde el Carmelo de Lisieux un día
me insinuó comenzar
en su Historia de un Alma; ese librito
derroche de ternura, de bondad,
de ansias ardientes de salvar las almas
y de un amor a Ti sin parigual,
y que yo, por mis años:  venticinco;
la peligrosa edad
en que olvidamos que tenemos alma,
¡no la quise escuchar!

Setenta y ocho abriles tengo, y quiero,
a pesar de mi edad,
caminar el bendito caminito
de Infancia Espiritual.
Como todo lo puedes, yo confío
en que niño me harás,
e iré por el seguro caminito
echado en tu regazo paternal
hasta el reino glorioso de los cielos;
que prometiste dar
a todo el que hecho niño descansase
en los brazos del Padre Celestial.
“Si como niño no os volviéreis, dijiste,
al reino mío no entraréis jamás”

¡Santa monjita del Carmelo, escucha!
¡Perdona mi sordera espiritual!
De la lluvia de rosas que dijiste
que ibas sobre la tierra a derramar,
sólo te pido un pétalo que tenga,
como un regalo más
de los tantos y tantos que a Dios Padre
le place por tus manos otorgar,
el del seguro y santo y luminoso
caminito de infancia espiritual.

José A. del Valle
Miami, 5 de Sep. de 1983