Con los Ojos del cuerpo no lo Veo,

Y lo Creo, Jesús, porque te Creo.

Que bajaste a la tierra y te entregaste
a una muerte de cruz, Jesús divino,
siendo tan despreciables, para darnos
eterno felicísimo destino...
con los ojos del cuerpo no lo veo,
y lo creo, Jesús, porque te creo.

Que estás, Jesús, en el Sagrario oculto
y en prisión por amor, no me lo explico.
No puedo comprender cómo es que cabes
en ese pan tan achatado y chico.
Con los ojos del alma no lo veo
y lo creo, Jesús, porque te creo.

Que esperándome estás en el Sagrario
para entregarte a mi, ¿será posible,
habiéndome mi vida de pecado
transformado en un ser aborrecible?
Con los ojos del cuerpo no lo veo,
y lo creo, Jesús, porque te creo.

Que unido al Padre estás, en mi pequeño
sencillo corazón, porque te ama.
Caben los dos en él...y, ¡otro prodigio!
¡Vida le dé, de Vuestro Amor la llama!
Con los ojos del cuerpo no lo veo,
y lo creo, Jesús, porque te creo.

José A. del Valle
Miami, 12 de Nov. de 1982