¡Pocos Te Cantan, Señor!

En todos los largos días
que de existencia he tenido,
ignoro cuántos han sido
los libros de poesías
y extensas antologías
que leyendo he disfrutado,
y te digo consternado
que en pocos bardos he visto
que sus musas, Jesucristo,
los hayan en Ti inspirado.

Muchos al amor humano
con la cítara en la mano
le cantan que es un primor;
y a Ti, que eres el amor
por divino, soberano...
¡pocos te cantan, Señor!

Le cantan a la mujer
que Tú en sus vidas has puesto;
glorifican, por supuesto,
a la que quieren hacer
un objeto de placer,
y le cantan con desplante
a la confidente amante.
De los de torpe cantar,
difícil será lograr
que uno siquiera te cante.

Muchos, al amor humano
con la cítara en la mano
le cantan que es un primor;
y a Ti, que eres el amor
por divino, soberano,
¡pocos te cantan, Señor!

Y hay tantos bardos llorones
que en vez de llorar, reir
nos hace el verlos fingir
amorosas decepciones,
que es una plaga. Canciones
saturadas de ufanía
su amor les inspiraría.
Si no fuese falso y vano.
Si es puro el amor humano...
¡es manantial de alegría!

Muchos al amor humano
con la cítara en la mano
le cantan que es un primor.
Y a Ti, que eres el amor
por divino, soberano...
¡pocos te cantan, Señor!

José A. del Valle
Miami, 2 de febrero de 1986

Día de la Virgen de La Candelaria