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Poesía Apostólica

Introducción


El amor de Dios en José A. del Valle se desbordaba. Vivió dándose a sí mismo y con su persona, la fe ardiente de la que gozaba. Su afán de comunicar los dones que Dios le dotó en abundancia, comenzaba por los más próximos, sus hijos, nietos y entorno familiar, para continuar con sus amigos íntimos, que amigos no fueron pocos los que tuvo pues con sólo cruzar palabras con alguien en un viaje, en una simple parada y hasta con un cliente, ya a éste lo despedía como amigo.

Su carácter era extrovertido y éste le servía de anzuelo para pescar hombres para Cristo.  No perdía ocasión y en los años que fue miembro y formador de los candidatos a los Caballeros Católicos Cubanos de la Unión 105, multiplicó sus ensayos, conferencias, poemas para lo cual siempre fue solicitado especialmente en el círculo parroquial de Ntra. Sra. de Monserrate al que perteneció, en La Habana, junto con su querido párroco, amigo y confesor Mons. Juan J. Lobato..

Su fe la exponía con convicción y convencía por lo que fue muy apreciado también en el ambiente católico general de la Habana y no faltaba, en las grandes concentraciones o Congresos Católicos, un poema suyo para la ocasión, como parte artística del programa.

Años más tarde en el exilio, trabajó mano a mano con los Cursillistas de Newark , New Jersey. Estas fueron ocasiones en las que él desplegó su vocación de pedagogo y evangelizador pues nunca desperdiciaba las ocasiones que el Señor le ofrecía para, junto con el afecto personal, su chispa y alegría espontánea, llevar el amor de Cristo a cuantos se cruzaban en su camino.

En esta sección aparecen, tanto aquellas poesías como también la prosa, que José A. del Valle escribió al ejercitar su apostolado seglar,  ya sea en la formación de los Caballeros Católicos o como miembro de  los Cursillos de Cristiandad, así como también en cualquier otro ejercicio apostólico.

He querido incluir aquellas poesías que en apariencia son jocosas, por las bromas que mutuamente se gastan entre ellos, por dos razones. Ellas son una oportunidad que dejan ver el espíritu de hermandad que reinaba entre los miembros de cada unión y a la vez entre las propias  uniones entre sí; y también con el propósito de que aquellos mismos miembros que logren leerlas, pasados los años, rememoren aquellos momentos felices vividos en tan estrecha unión de hermanos.