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Libreta 7a. Pág. 79 – Obra No. 678
Con la ligereza de una Seguidilla Gitana va preguntando
a todos aquellos que buscan lo que anhelan y no lo
encuentran porque Dios, que es la Verdad, se esconde,
hasta que llega el alma al que ya no busca porque lo encontró.


Santo Anhelo


¿Qué buscas? ¿Qué buscas?
A un joven le dije.
Veo que te agita como ardiente fuego
tu desasosiego;
pero, yo fui joven; sé que te lo exige
tu fogosa edad.
Ya sé lo que quieres:
yo también un día
(loca fantasía)
puse mis quereres
en que fuese mía
la Felicidad.

¿Qué buscas? ¿Qué buscas?
Al astrónomo un día le dije.
¿Con la luz de los astros te ofuscas
porque quieres, acaso, saber
si está Dios más allá de esos mundos?
Tus empeños serán infecundos.
No lo vas a ver.

¿Qué buscas? ¿Qué buscas?
Al filósofo un día le dije:
Tu ensimismamiento me admira y me aflige
¿Por qué exprimes así tu razón?
La Verdad muchas veces se esconde
para hacernos humildes. Que, ¿dónde?
¡En el corazón!

¿Nada buscas? Le dije al asceta.
Nada busco, querido poeta.
Busqué, sí, y encontré, no en el mundo;
en la Iglesia, (que es campo fecundo)
lo que adora mi alma. Mi anhelo
es que igual que en su santo regazo,
(por gozar tú también de su abrazo)
lo amamos los dos
por ser fuente de paz y consuelo
que transforma las almas en cielo,
vivan todos amándolo ¡Dios!

José A. del Valle
Miami Spring 7 de Marzo de 1979