Lib. 5a. Pág. 45  -  Obra No. 416
Romance Heroico con versos decasílabos con el que
dice escuchar la Palabra de Dios en toda la creación
que contempla y que con bellos detalles nos describe.

Tu  Palabra


A la memoria de mi maestro
Pedro Freixas Pedrola.
Por él escuché a Dios.

Porque sé, Dios eterno, que todo
lo creó tu potente Palabra,
porque sé que creaste con ella
la materia y la luz de la nada,
porque sé que a tu voz los abismos
se poblaron de mundos en llamas,
extasiado y gozoso te escucho
desde el rayo primero del alba
hasta aquella primera penumbra
con que el sueño la mente me embriaga,
en el campo, en el mar, en el cielo,
en la brisa ligera que pasa,
en el hondo y profundo silencio
de una noche de estrellas ornada,
en la flor, en la brizna de hierba,
en el ave viajera que canta,
en el rayo sereno de luna
y en el rayo que incendia y que mata.

Como un eco sublime del cielo
vibra en todo tu dulce Palabra.
Todo tiene tu acento, Dios mío,
se oye en todo tu voz sacrosanta.
Tal parece, Señor, que quisiste,
cuando vida le diste a la nada,
que tu voz se escuchase por siempre
que tuviese eternal resonancia.
Reconozco, mi Dios, que con arte
del que sólo Tú tienes la gracia,
como en magnetofónica cinta
la dejaste fielmente grabada
al igual que en la espora más chica
en la más gigantezca galaxia,
porque quieres que aquel que te busca
te encuentre, y el alma
se le llene del gozo del cielo
escuchando, Señor, tu Palabra.

José A. del Valle