Ép. y Míst. Pág. 95 - Obra No. 36
Poesía Religiosa en Verso Alejandrino


Renunciación

Dejad, vida terrena, de ofrecerme tus goces;
a tus voces de halago cerré ya los oídos;
pero no te me vayas, porque quiero en tus brazos
ascender a la cumbre religiosa que he visto
desde el llano fecundo de mi ayer tenebroso
con los místicos lentes de un anhelo divino.
Sé que toda eres dádiva y eres toda regalo;
que tu paso es un canto de promesas continuo;
si no puedes tenernos en tus brazos sin darnos
a beber en tu copa de tu cálido vino,
dale el néctar a quellos que febriles lo anhelen
y a mí dame las heces; que ésas son las que ansío
porque sólo con ellas llegaré hasta la cumbre
que los ojos serenos de mi espíritu han visto;
porque el vino nos pierde; porque el vino nos lleva
con mentidas promesas por torcidos caminos.
¡Dame, vida, tus heces, que al llegar a la cumbre
pasaré de tus brazos a los brazos de Cristo!

José A. del Valle