Ép. y Míst. Pág. 87 - Obra No. 30
Sexteto Lira

A Mi Madre

En su onomástico

Henos aquí, madre bondadosa,
dispuestos a dejar la tierna rosa
de nuestro amor, a tus amadas plantas;
aquí estamos tus hijos cariñosos;
al hogar retornamos jubilosos
rindiendo culto a tus virtudes santas.

Sí, madre nuestra, sí; nos inclinamos
ante tí reverentes, porque ansiamos
a más de nuestro amor testimoniarte,
decirte con el alma enternecida
que en la práctica escuela de la vida
no hemos hecho otra cosa que copiarte.

Y ¡qué modelo de virtud tenemos,
hermanos de mi amor! Si a Dios debemos
el gran favor de habérnoslo prestado,
de gratitud no dimos mejor muestra
que tener a esta buena madre nuestra
por único dechado.

¿Y qué decir de nuestro amor a ella?
Es la poesía de su amor tan bella,
tales encantos tiene, tiene tantos,
que no pueden las artes traducirlos
que la lengua no sabe definirlos
con los humanos cantos.

Y ¿habremos de callar? No, madre mía;
yo podré rimar la poesía
sublime de tu amor sagrado y puro;
no sabré con mis versos definirla;
no sabré traducirla
pero sentirla sí, ¡yo te lo juro!

Y si sentirla sé, sabré expresarla
de algún modo sutil; sé libertarla
cual se liberta a un pajarillo preso;
sé prestarle unas alas;
sé mostrarte sus galas
de inocente candor: ¡cuando te beso!

José A. del Valle