La Fuente de mi Aldea

Hay una fuente en medio de mi aldea
que mana y mana sin cesar ha siglos.
A ella van a saciar su sed ardiente
miles de pajarillos,
y van también zagalas primorosas
ataviadas con púdicos corpiños,
a llenar de la linfa de la fuente
los cántaros sedientos por vacíos.
Al contemplar la fuente veo en ella
tu Iglesia, Jesucristo,
porque así como a  aquella
acuden los sedientos pajarillos
y llevan las zagalas primorosas
los cántaros vacíos
para calmar la sed que los agobia,
a tu Iglesia acudimos
los que en verdad te amamos
y proclamamos tu blasón divino,
a mitigar el hambre que de cielo
tenemos y sufrimos,
con ese Pan que es vida de las almas:
con el Pan Eucarístico.

La fuente de mi aldea
(sin duda, Jesucristo,)
de tu amorosa y generosa Iglesia...
¡es un perfecto símbolo!

José A. del Valle
Miami, 27 de agosto de 1988