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Libreta 8a. Pág. 20 – Obra No. 773
En un Romance recuerda su felicidad, cuando de niño pasó
a ser hombresito; y hoy, él quisiera ser niño siendo hombre.


Un día de San Juan Bosco


Un día de San Juan Bosco
(no recuerdo de que año;
la verdad es que hace muchos)
dejé de ser un muchacho;
ya que, según la costumbre
de aquella Cuba de antaño,
para ser un hombresito
y a todos manifestarlo,
el cambio de indumentaria
era siempre necesario.

Por esa razón tal día
largué el pantalón bombacho
y los pantalones cortos,
y con alegre entusiasmo
y una hombruna altanería,
calcé pantalones largos.

Pero el tiempo; ese hechicero
que todo logra cambiarlo
con el arte de los días
y la magia de los años,
aquel entusiasmo ardiente
por dejar de ser muchacho
para transformarme en hombre...
¿quién podría imaginarlo?
con sus botas y sus guantes
ha conseguido quitármelo:
Ha logrado que este viejo
hoy suspire por un cambio
radical en su existencia:
¡Suspiro por ser muchacho!
Por volver a ser un niño
y hacer presente el pasado.
No por quitarme de arriba
la carga de tantos años;
que es de ilusos y de tontos
esperar ese milagro;
no, no es un cambio en el cuerpo
por lo que estoy suspirando.
Es un cambio de mi mente.
¡Es espiritual el cambio!

“Si no os volvéis como niños...”
(lo dijo Cristo bien claro)
no entraréis nunca en mi Reino;
lo vais a encontrar cerrado.

Por eso, Cristo, te pido
que me transformes en párvulo.
¡Párvulo del alma, Cristo!
Que, aunque al estar deambulando
por las calles crean todos
que soy viejo; que no valgo,
quiero ante Ti ser un niño...
¡con mis pantalones largos...!

José A. del Valle
Miami, 31 de Enero de 1982
Dia de S. Juan Bosco