Ép. y Míst. Pág. 101 - Obra No. 40
Poesía Lírica


¡ ESPERA !


A mi madre
¡Madre! ¡Madre querida!
Si el cruel dolor te abate;
si sufres sin descanso en el combate
infructuoso y terrible de la vida;
si una sangrante herida
es tu materno corazón cristiano,
¿A quién mejor que a tí, madre adorada,
darle podré en la terrenal jornada
con noble pecho mi robusta mano?

Y ¿quien mejor que tú, madre, mereces
este tierno perfume que hoy te ofrece
de mi amoroso corazón la flor?
Y dime, madre mía,
¿quién merece mejor la poesía
delicada y sublime de mi amor?

Si me desvelan, madre, tus desvelos;
si elevo mis plegarias a los Cielos
para pedirles para ti ventura
y los Cielos, mamá, nunca abandonan
a las madres que son para sus hijos
inagotables fuentes de ternura
y oasis dulces de cristiana fe,
espera el premio a tu virtud, confiada;
¡espéralo, mi madre, reclinada
sobre el pecho viril de tu José!

4-4-1934
José A. del Valle