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Libreta 6a. Pág. 173 - Obra No. 555
Cuartetas con versos pentasílabos dando
las pautas para que el vaso de barro que
somos no pierda su perfume y siempre
esté lleno como “la bolsa de Fortunato”.

Vaso de Barro


No se te olvide
que eres un vaso;
y, mucho menos,
que eres de barro.

Vaso que encierra
sacro perfume
que, si lo cuidas,
no se consume.

¿Acaso sabes
cómo cuidarlo?
Jamás pretendas
subir muy alto.

No solamente
porque en la altura
el sol y el aire
te lo consuman,

sino por algo
mucho más grave:
que al suelo vengas
y te quebrantes.

Ese perfume
se llama gracia.
Gracia divina;
vida del alma.

Ese perfume,
vaso de barro,
no se te olvide
que hay que cuidarlo

para provecho
de aquellas almas
que no lo tienen
porque no aman

y para gloria
del Alfarero;
del que eres obra
y el aposento.

Serás, si logras
quedar bien bajo,
como la bolsa
de Fortunato,

que, por más oro
que le sacara,
la bolsa nunca
se le vaciaba.

Baja y espera:
que el Alfarero
será, vasito,
tu eterno premio,

y eternamente
serás, por tanto,
como la bolsa
de Fortunato.

José A. del Valle
San Juan de Pto. Rico, 15 de Oct. de 1976
Día de Sta. Teresa