A Los Pendolistas

Murillo, antes de pintar
se arrodillaba a rezar
para que Dios lo inspirase
y la mano le guiase.

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Yo también rezo, lector,
y pido siempre al Señor
que ponga amor en mis versos.
No serán bellos y tersos,
pero rezuman amor.

No olvides que el periodista,
el poeta, el novelista,
su amor, su arte y su ciencia
los deben siempre emplear
en hacia el bien orientar
de los hombres la conciencia.

Procura, pues, que una estela
de luz dejen tu novela,
tus versos o tus cuartillas;
y no creas que has de darte
del todo y bien a tu arte
sin hincarte de rodillas.

José A. del Valle
Miami, 15 de Abril de 1984