Ép. y Míst. Págs. 70-71
Obra No. 16 – Símil Didáctico

URNA  SACRA


A mi buen amigo y compañero
Arturo Fernández, fraternalmente.


“El hombre es urna de arcilla
que enormes tesoros guarda”;
me dijo un día un anciano
de luenga y canosa barba.
Esto escuché siendo niño,
sin sospechar que encerraba
tan vivíficos tesoros,
verdad tan honda y tan alta.
Mas, hoy, que soy hombre, saco
de esta sentencia dorada
toda la luz, todo el fuego
y el valor que me hace falta
para marchar, rumbo al Cielo,
por esta senda escarpada.
¡Sí, que eres urna de barro!
Mas, de un barro que tocara
la mano del Sumo Artista
con amor; de arcilla basta
que glorificó el Eterno
de su aliento con la magia,
pues dejó en ella escondida
de su Vida copia exacta:
¡el alma que en ti palpita
calentando tus entrañas!
Ese es el sacro tesoro
que atesoras, urna sacra.
Cuida que el mundano aliento
no logre calar tu tapa;
cuida que las manos leve
de la pereza nefanda,
con su caterva de vicios,
te encuentre siempre cerrada;
que de ese sacro tesoro
tienes que dar cuenta exacta
cuando la mano del tiempo,
de Dios a la voz esclava,
tras de llevarte, te deje
de Jesús en la balanza.