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Libreta 10a. Pág. 1 – Obra No. 1000

Dos  Distintos  Aeropuertos


Piensa que el cuerpo que tienes
es el auto que te lleva
por los caminos del mundo...
¡a donde quiera que quieras!
Condúcelo con cuidado;
ante los peligros, frena,
y no aceleres jamás
al ver carretera abierta,
porque el diablo, muchas veces,
se interpone o se atraviesa.
Pon al guiar, no lo olvides,
prudencia, ¡mucha prudencia!

He dicho que el cuerpo es auto,
y, como tiene dos “ruedas”,
me inclino más a creer
que es una motocicleta,
que es mucho más peligrosa
que el automóvil. Recuerda;
no eches jamás al olvido
que la larga carretera
tiene sólo dos carriles
y en direcciones opuestas
no podemos ir por ellos,
porque la vida nos cuesta.
Una sola dirección
es la que a todos nos lleva
por la senda de la vida
a dos diferentes metas.

Muchos van por el carril
que se extiende a mano izquierda,
y el resto de los mortales
va por el de la derecha.
Pero recuerda también
que esa extensa carretera
de la vida se bifurca
cuando y donde Dios lo crea
conveniente; y por lo tanto,
el carril a mano izquierda
formará el ramal izquierdo
y el otro el de la derecha.

A distintos aeropuertos
los dos ramales nos llevan,
para emprender ese viaje
del que nunca se regresa.
Te aconsejo que jamás
por el carril de la izquierda
se te ocurra, hermano mío,
llevar la motocicleta,
porque irás al aeropuerto
que, al que sólo le interesa
agenciar durante el viaje
placeres, fama y riqueza,
lo montan en el avión
que en el infierno lo deja.
Y si por ese carril
transitar se te ocurriera,
piensa que en el alma tienes
(porque Dios la puso en ella)
una fuerza poderosa:
¡De la voluntad la fuerza!
Ponla en acción: Da un frenazo
que en firme te pare, y...¡ea!
Invocando a Jesucristo...
¡pásate al de la derecha!

Verás qué alegre y bonita
te va a resultar la senda,
y qué feliz y dichoso
vas a transitar por ella,
porque sentirás en ti
esa sólida certeza
de que cuando a Dios le plazca
bifurcar tu carretera,
por el ramal que ha formado
el carril de la derecha,
llegarás al aeropuerto
que al que a Dios ama lo lleva
a la región de la vida
felicísima...¡y eterna!

José A. del Valle
Miami, 25 de enero de 1986
Día de la conversión de San Pablo