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Libreta 3a.  Pág. 318 - Obra No. 275
En un Romance y usando como
símbolo un pincel y una paleta anima a los
Cursillistas a dejarse pintar de colores de nuevo
por Cristo y el cómo hacerlo

Nuestra Ofrenda al Mejor Pintor.


Cursillistas: atención:
que ha llegado la Cuaresma,
en la que debemos todos
imponernos la tarea
de hacer que aquellos colores
con que pintó el alma nuestra
aquel bendito cursillo
que vida en Cristo nos diera,
no sólo no se destiñan;
no sólo no palidezcan;
sino que cobren más vida,
más intensidad y fuerza;
del mismo modo que suelen
pintor, pincel y paleta,
restaurar lienzos y cuadros
con una pintura fresca.

Cursillistas: atención:
atención...y diligencia:
que ahora es el tiempo propicio,
por ser tiempo de Cuaresma,
para darle a ese paisaje
sublime del alma nuestra,
colores de santa vida;
colores de vida eterna.

Cursillistas: atención:
Cursillistas: diligencia:
Abramos el alma a Cristo,
cuya inspiración excelsa
palpita en todas las cosas
que forman cielos y tierra,
y digámosle: Maestro:
Un pincel y una paleta
queremos, como regalo,
darte en la santa Cuaresma.
Un pincel de sacrificios.
Un pincel que cada cerda
sea un acto de renuncia
y un acto de penitencia.
Y una paleta divina.
Divina, sí; porque en ella
están la luz y colores
de tu gloria y tu realeza.
Estás Tú mismo, Jesús,
dando gloria al Padre en ella:
La paleta de las Misas
que con filial reverencia,
perdón y gracia implorando,
oigamos en la Cuaresma.
Baja, Jesús a nosotros.
Toma en tu divina diestra
el pincel de sacrificios
que te damos como ofrenda.
Saca con él los colores
que quieras, de la paleta,
y trabaja en nuestras almas;
que, como lienzos, abiertas
esperan que las transformes,
prestándoles tu belleza,
en paisajes de tu gloria;
en paisajes que no puedan
la mano ruda del tiempo,
ni la del pecado, artera,
hacer que se decoloren,
se marchiten o perezcan.
En paisajes de tu vida
¡Paisajes de vida eterna!

Paterson, 22 de febrero de 1964