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Libreta 2a.  Pág. 77 - Obra No. 92
Canto a la humildad de un colectivo y su ambiente.


A la Unión 39 del Cerro, en sus Bodas de Cristal.


¡Gloriosa Unión del Cerro!
Hoy, que tus Bodas de Cristal celebras
y que amorosa y tierna nos invitas
a gozar de tu júbilo y tus fiestas;
hoy, que en derroche de alegría santa
las almas todas con tu gozo llenas,
y repican sus risas cual cristales
con que tus Bodas de Cristal celebran;
hoy, que aurora perenne se hizo el día
porque una aurora cada pecho encierra,
hoy, que un mensaje fraternal te traigo
de mi Unión apostólica y guerrera
y que hecho flor, del corazón al labio,
temo, ¡ay de mí! que deshojarse pueda,
quien pudiera a mi lira tosca y pobre
fijar más áureas y vibrantes cuerdas;
quien pudiera con numen herediano
cantar, como mereces, tus grandezas,
y trocar en presente palpitante
tu historia augusta en la memoria nuestra.
¡Tu historia! ¡Qué sublime y qué sencilla!
¡Cuánta humildad y majestad en ella!
Por eso al contemplarla, ¡cuánto, cuánto
la vida de los santos me recuerda!
La vida de esas almas que, llevando
la riqueza de un Dios guardada en ellas,
al demonio y al mundo y a la carne
la combaten cual tú: ¡con la pobreza!
Tu historia: no es posible recordarla
sin que también a la memoria vengan,
persistente y tenaz, la historia augusta
de esta barriada en que tus reales sientas;
de esta barriada que, cual madre tuya,
todo su amor y su calor te presta.
Dos historias gloriosas y sencillas
que en todo se asemejan.
La gloria de la tuya está guardada,
como rara reliquia y como gema,
en las almas sencillas y piadosas
de estos hombres humildes que te integran
Y la gloria sin par de esta barriada
aún no ha pasado, como algunos piensan:
guardada está, con centenario celo
en la entraña glacial de cada piedra;
en sus amplias casonas; en sus patios;
en sus muros espesos; en sus verjas;
en sus techos y vigas y baldosas;
de los viejos aleros en las tejas;
en el cáliz humilde de sus flores
y en la real arrogancia de sus ceibas.
Guardada está; por eso tantas almas
a comprender su excelsitud no aciertan.
Guardada está; para que tú cual hija
de esta barriada en que a luchar nacieras,
te nutras de esa gloria; de esa gloria
saturada de Dios y de su Iglesia,
que en la frente de Luz y Caballero,
y de esta casa en las estancias regias,
aurora fue con que prendió en las almas
el sagrado ideal de independencia.
Nútrete de esa gloria; de esa gloria
que aquí en el alma de Sor Petra Vega
trocose en sol de caridad cristiana
para decirle a los que a Cristo niegan:
existe Dios; y prueba es de que existe,
que aún hay hoy caridad sobre la tierra.

15/6/1947