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Libreta 2a.  Pág.159 - Obra No. 114
Consideraciones en prosa a manera de oración
y en homenaje a María la Reina de los Cielos
y Madre de la Caridad.

Flores a María

Leído en la Iglesia de Monserrate
el 20 de Mayo de 1954, con motivo
del homenaje que todos los años la
Unión 105 de C. Católicos rinde
a María, la Reina de los cielos.

Dios te salve, María, llena eres de gracia. Así, Madre de Dios y Madre nuestra, te saludó el arcángel en el momento trascendental de la Anunciación; y así, María, queremos saludarte ahora estos tus hijos que, siendo soldados incondicionales de Cristo, militamos bajo la bandera siempre gloriosa de la Parroquia de Monserrate.

Mas, por ser hoy el día de nuestra patria temporal por ser hoy el día en que surgió a la vida republicana nuestra amada tierra; (ésta que tanto complacióse  tu Hijo en adornar) por ser hoy 20 de Mayo; sin dejar de honrarte bajo el título de Virgen de Monserrate, venimos a depositar, simbolizándola con estas flores, la ofrenda de nuestra gratitud y de nuestro amor filial, a los pies de tu imagen de Virgen de la Caridad del Cobre.

Madre: escucha estas consideraciones que quiero elevar a Ti, a manera de oración, y en nombre de estos mis hermanos en Jesús, vuestro Hijo.

¿ Qué mayor y mejor muestra de dilección y amor pudiste darle a Cuba, que aparecer en ella, para que así te honrase, con título de Virgen de la Caridad?

Caridad es Dios; caridad es la gracia, que es la presencia de Dios en el alma; y si esto es así, como lo es, ¿ qué mayor honor, qué mayor gloria, qué mayor galardón, qué mayor y mejor muestra de caridad pudiste habernos dado, repito, que visitarnos en Nipe y perpetuar en el Cobre tu visita, para que a Ti acudamos a honrarte y suplicarte bajo la advocación de Virgen de la Caridad?

Madre: haz que los hijos de esta tierra; mis hermanos todos, y, preferentemente, estos dilectos de mi alma que están aquí ante tu Real presencia, comprendan y reconozcan y practiquen esa virtud sublime que Tú tomaste por nombre (como una prueba más de amor a los cubanos) para nuestra enseñanza y edificación.

Madre: " La oración todo lo alcanza; nada agota su caudal."
Así cantó un poeta de nuestra América en un poema que titulara "La Oración por Todos"; y nosotros, tus hijos que aquí estamos; para hacerte patente que hemos bebido siquiera una gota de esa agua viva de tu caridad, nos postramos hoy a tus plantas por tres altos motivos: para rendirte el homenaje pálido aunque sincero de nuestro amor filial; para rogarte que derrames sobre los hijos todos de ésta nuestra patria, los dones infinitos y excelsos de tu gracia, y para pedirte que los hombres todos; sin distinción de razas ni de pueblos, empleen, como antídoto a tanta maldad y amenaza de destrucción que hoy sufre el mundo, el único remedio; la única fórmula salvadora: el "Amáos los unos a los otros" que nos legara tu Hijo, y que Tú, a manera de recordatorio, has querido ofrecerselo a esta humanidad ha siglos ya desconcertada, bajando a nuestra tierra con el título excelso, glorioso y bendito de Virgen de la Caridad.