La Misión de la Vida

Quiero hacer de mi verso clarín resonante
que despierte dormidas conciencias.
Quiero hacerlo una aurora fulgente
que besando los ojos del hombre que sueña
con futuras conquistas y glorias mundanas
me le diga: ¡Buen hombre! ¡Que duermes! ¡Despierta!
A esos hombres que sólo sus cálidas mentes
los proclaman colosos de vanas empresas.
A esos hombres que van por la vida
con los ojos clavados por siempre en la tierra;
que jamás se dignaron clavarlos,
con la sed que devora las almas sedientas
de la gloria de Dios en las almas,
en el cielo do Cristo nos ama y espera.
A esos hombres quisiera decirles:
La misión de la vida no es esa.
La misión de la vida es más alta.
La misión de la vida es excelsa.
Es llevar a Jesús en el alma
e infundirlo en las almas aquellas
insensatas, mundanas, vacías,
como son...¡infelices, las vuestras!

José A. del Valle
Miami, 15 de Oct. de 1982
Día de Sta. Teresa y del cuarto centenario de su muerte.