Libreta 8a. Pág. 3 – Obra No. 767
Seguidilla con Bordón con la que invita al cristiano
a evangelizar, elevando su antorcha, para así  iluminar
a los que pasan por la vida dando tumbos, entre tinieblas.

No Seas Remiso


El mundo en que vivimos
es una selva
oscura y peligrosa
por ser espesa.
Y es nuestra vida
por entre sus abrojos
la travesía.

Hay en ella alimañas;
cautas serpientes
que acechan día y noche;
que nunca duermen;
que sólo esperan
cualquier descuido nuestro
para hacer presa.

Para cruzar la selva
no es necesario
ir, como algunos piensan,
machete en mano.
La travesía,
como mejor la hacemos
es de rodillas.

Los que mejor la cruzan
son los que llevan
la fe de Jesucristo
como linterna...
que es prodigiosa:
porque a más de alumbrarnos,
sirve de alfombra.

Muchos son los que marchan
desorientados;
la ropa hecha jirones,
los pies sangrando.
Son, ¡infelices!
Esos que ves huraños;
¡que ni sonríen!

Tú que llevas de Cristo
la antorcha santa
y que vas por la vida
junto a esas almas
que van dejando
de su vida jirones
a cada paso,

tú, a quien Dios ha hecho
del alma aurora
que rompa de otras almas
la negra sombra
para que puedan
arribar a ese cielo
que es nuestra meta,

tú, no seas remiso.
Alza en tu diestra
esa antorcha gloriosa;
dale con ella
la paz a aquellos
que por marchar dudando
viven gimiendo.

Son almas en tinieblas;
la tuya aurora.
Guárdalas bien en ella
para que a todas
lleves al puerto
donde aguarda con ansias
al Padre nuestro.

Este, lleno de gozo,
sabrá premiarte
con abrazos y besos
de amor tan grande,
que habrás de verte
de gozo henchida el alma...
¡y eternamente!

José A. del Valle
Miami, 7 de Sep. de 1981