Libreta 6a. Pág. 132 - Obra No. 533
Romance Místico inspirado en el poema de
Jorge Manrique “Coplas por la Muerte de su Padre”.

Río Arriba


“Nuestras vidas son los ríos
(Jorge Manrique cantaba)
que van a dar a la mar
que es el morir”. Por qué causa
hoy más que nunca esta frase
luminosa y lapidaria
que he leído tantas veces,
me llena de luz el alma?
¿Porque soy ya viejo, acaso,
y está la muerte cercana?
Cuando de joven leía
del poeta las estancias,
aunque razón y cordura
en dicha frase encontraba,
no llegó a dejar jamás
profunda huella en el alma;
se ve que pasó por ella
cual sobre el cristal el agua.

Cómo cambia con los años
de la vida el panorama.
La vida misma parece
que nos lleva la contraria:
Ayer era río abajo,
y hoy río arriba es mi marcha.
La barquilla de la fe
que Dios ha puesto en las aguas
de este río de mi vida
tiene la proa enfilada
hacia la fuente; por eso
con el cuerpo y con el alma
remo contra la corriente.
Por eso es que son más claras
las linfas, y el cielo en ellas
mucho mejor se retrata.
“De que las aguas me arrastren
me dije un día: Ya basta,
que son más turbias y oscuras
mientras más el río baja.

Ya voy llegando a la fuente.
Ya escucho el rumor del agua
cuando brota, y más se aviva
la sed que llevo en el alma:
que quiero en la fuente misma
ver si esta, mi sed, se aplaca.
Por eso, Cristo en mis labios
hoy florece esta plegaria:
“Déjame llegar, Dios mío;
que no zozobre mi barca.
Si esta sed de amor tu fuiste
quien la encendió en mis entrañas,
¡esta sed de amor eterno
sólo con tu amor se sacia!”

José A. del Valle
San Juan de Pto. Rico, 27 de Junio de 1976