Libreta 10a. Pág. 113 – Obra No.1060

Agua Divina


Siempre que en la misa escucho
la lectura de las santas
y místicas escrituras,
una sensación muy grata
de deliciosa frescura
que desde los cielos baja
siento que me inunda el pecho...
¡y que me acaricia el alma!

Es que, fresquísima gota
de agua traslúcida y clara
que desde el cielo desciende,
es cada santa palabra.
Y una tras otra cayendo
como lluvia sacrosanta,
me aplacan, hace ya tiempo,
las arideces del alma.

Es que el Verbo en cada gota
desciende a mí con su gracia;
por eso el desierto aquel
árido como el Sahara
que fui, dejó ya de serlo:
Dios con su santa palabra
hecha benéfica lluvia...
¡hizo un vergel de mi alma!

José A. del Valle
Miami, 15 de julio de 1986