Lección de Teología

Estoy frente a mi ventana
en esta mañana tibia
del mes de Mayo leyendo
un libro de Teología.
Estoy con él meditando
de Eva y Adán la caída.
Para rumiar una idea
levanto un poco la vista
y veo que frente a mí,
con la lluvia de estos días
y en una suave hondonada
del patio de mi casita,
formose un leve charquito
cuyas aguas, cristalinas
cuando del cielo bajaron,
hoy son turbias y rojizas.
Cómo se refleja en ellas;
qué fielmente simbolizan
de nuestros primeros padres
la dolorosa caída:
Porque cayeron, perdieron
su pureza cristalina.

Mientras estoy contemplando
la superficie tranquila
del charquiro de mi patio,
una lluvia lenta y fina
que empieza a caer, la quiebra
con sus menudas goticas,
y parece que el charquito
recobra entusiasmo y vida
porque se le abren mil bocas
con las gotas que lo pican,
y en cada boca parece
que se asoma una sonrisa.

Cuando las altas verdades
que encierra la Santa Biblia
bajan a mi corazón
como lluvia menudita;
cuando rumio, como ahora,
de la santa Teología
esas verdades eternas
que infunden eterna vida,
del lago azul de mi alma
la superficie tranquila
vibra toda y se estremece
de entusiasmo y de alegría
y sonríe cara al cielo
y entona místicas rimas,
porque al igual que al charquito,
las verdades, cual goticas,
le van abriendo mil bocas
y en cada boca palpitan,
como homenaje al Dios bueno,

un cantar y una sonrisa.

José A. del Valle