Libreta 7a. Pág.26 – Obra No. 641
En Décimas, al felicitar a un matrimonio amigo en sus
Bodas de Oro, hace un recuento del heroísmo que han vivido 

Boda de Oro

A mis dilectos amigos, los esposos  Rivero.    
 (Rita y Pedro, en el feliz día de sus Bodas de Oro.)

Rita y Pedro; esa alegría
que hoy resplandece en los dos,
es un regalo que Dios
les hace en tan fausto día.
Les transformó en poesía
y en una Boda Dorada,
la jornada comenzada
hace cincuenta abriles,
y que por sus ansias miles
fue fatigosa jornada.

2
Y yo, que vibro también
de alegría al contemplarles,
hoy vengo a felicitarles
dándoles mi parabién.
Para hacer las cosas bien
me gusta emplear la lira;
y, porque ésta suspira
siempre por Cuba, al cantar,
los vengo a felicitar
con la décima guajira.

3
Pedro, a ti, mi buen amigo,
porque si antes se entera
tu Rita de tu arranquera,
no sube al altar contigo.
A mí me contó un testigo
de esta anécdota inaudita,
que, tras la boda bendita,
un tipo te preguntó:
-Pedro, ¿ con qué cuentas? -¿Yo?
Sólo con Dios y con Rita. 

4
No he venido aquí a humillarte;
que eso sería ofenderte.
He venido a enaltecerte
al par que a felicitarte.
Vengo a decir con mi arte:
Quien “echo tierra o astilla”
a alcalde de nuestra Villa
se supo un día elevar,
él solo puede lograr
la toma de la Bastilla.

5
A ti, Rita, por saber
sufrir con santa paciencia
de Pedro la larga ausencia
que el político quehacer
le obligó a dejar caer
sobre el hogar. La cocina
mi mente se la imagina.
Y esto va en serio, no es guasa:
él sabía que en su casa
se quedaba una heroína.
6
Yo sé que lo que has pasado
bien sabes por lo que fue;
y, por lo tanto, bien sé
que ya se lo has perdonado.
No lo juzgues alocado,
que es de muy clara razón.
Mira su buena intención,
y verás que todo ha sido
por prestarle siempre oído
a la voz del corazón.

7
Para estos versos cerrar,
no se me ocurre otra cosa
que una oración fervorosa
a nuestro Dios elevar,
pidiéndole que este hogar
que costó afanes, sudor,
y una abnegada labor,
lo transforme en santo templo
que sea sublime ejemplo
de dicha, de paz y amor.

Sinceramente,  José A. del Valle
Miami, 17 de Febrero de l978