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Libreta 4a.  Pág. 163 - Obra No. 381
Con sentido y expresivo Romance agradece a
sus cuñados la atención brindada a su hija y familia,
de paso en su exilio por la Rep. Dominicana

A Isabel y Jaime,

por el paternal amor con que atendieron a mis hijos y nietos (Carmen y  Enrique e hijos:  Carmen María, Enriquito, Ileana y Diana María) durante los siete meses que  vivieron en Santo Domingo, de tránsito para Puerto Rico

Isabel y Jaime. Hermanos:
Con estos sencillos versos
que va mi pluma trazando
a impulsos del sentimiento,
me es más fácil expresaros
que en carta de varios pliegos
(como dicen en Asturias)
algo que en el “papu” tengo,
a más de pecar de ingrato,
seguramente reviento.

Es ello, hermanos queridos,
la fiel gratitud que os debo
por la cristiana acogida
que con corazón abierto
y con santo amor les dísteis
a mis hijos y a mis nietos.
Son para mi corazón
(que es de Fela al mismo tiempo
y que parece ser doble
por ser de padre y de abuelo)
estos retoños queridos
que hoy extasiado contemplo,
una flor que cultivásteis,
como buenos jardineros
del santo jardín de Cristo,
con todo amor y desvelo.

Vuestras manos bondadosas
todo cuidado pusieron
en que de mi flor querida
los seis tan preciados pétalos
en dominicana tierra
no sufrieran detrimento.

Esos pétalos queridos
que son mis hijos y nietos,
si hoy los contemplo lozanos,
a vuestras manos lo debo.
A esas manos bondadosas
que con fraternal afecto
y la gratitud más honda
en Cristo bendigo y beso.

Esa flor, hermanos míos,
hoy en el alma la llevo
y podéis imaginaros
con cuanto amor la contemplo
y en sus seis pétalos pongo
todo el calor de mis besos.
Cuando los palpo y los miro,
entre las cosas que siento,
siento pasajera duda
y pregunto: ¿Serán ellos?
Y sigo en ellos absortos...
y, cuando al fin me convenzo
de que el buen Dios, nuestro Padre,
al fin me los ha devuelto,
levanto el alma y le digo:
¡Gracias! ¡Gracias, Padre nuestro!

Mas, no sólo acción de gracias
es lo que levanto al Cielo;
que mi corazón cristiano,
de la gratitud al beso,
de modo igual que una lira
vibra al golpe de los dedos,
esta súplica modulo
confiando en el Padre bueno:
Padre: dale a mis hermanos
Isabel y Jaime, el premio
que a su bondad corresponde:
derrama, Señor, en ellos
y sobre sus hijos todos
y sobre todos sus nietos,
el tesoro de las gracias
de que eres raudal eterno.

Hermanos: Dios nos escucha.
Mientras bajan de los cielos
las bendiciones y gracias
que estoy al Padre pidiendo
para vosotros, reciban,
queridos hermanos nuestros,
el beso de paz en Cristo
que con gratitud eterna
hoy le dan,
Felicia y Cheo.

José A. del Valle
¡Gracias! Gracias que hago extensivas (y les suplico les hagan llegar a ellos) a todos mis amigos dominicanos que con caridad cristiana atendieron a mis hijos y nietos.   Valle.