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Lib. 5a. Pág. 85  -  Obra No. 427
Romance felicitando a las cocineras
 en un pasadía con la parroquia

Buenas Cocineras


Hermanos míos en Cristo:
Esta paternal escena
frente a un lago cuyas aguas,
por lo tranquilas y tersas,
son de paz y de bonanza
un fidelísimo emblema...
Este fraternal almuerzo
en el que las cocineras
pusieron todo su arte
y su amor y su experiencia
para, este arroz con gandules
y este pernil que deleitan,
con cristiano regocijo
ponernos sobre la mesa...
Este paternal almuerzo,
esta fraternal escena,
hasta los primeros siglos
de nuestra iglesia nos llevan
para que veamos todos
que alrededor de una mesa...
así, como estamos todos
unidos a Cristo en esta,
los primitivos cristianos
olvidando diferencias
de raza y de condición
celebraban estas cenas.
Y era en ellas donde el alma,
más que el cuerpo, nuevas fuerzas
recuperaba, y luchaba
por el triunfo de la Iglesia.
Si con este almuerzo, hermanos,
si tras dejar esta mesa
vamos a tener el brío
y el entusiasmo y la fuerza
para exaltar la Parroquia,
de modo que hagamos de ella
y de esta 4a. Extensión
para Dios una floresta;
si este milagro logramos
tras de dejar esta mesa,
no se va a deber al cura
ni al comité ni al poeta;
se debe a quienes debemos
una oración que estremezca
por lo fuerte y calurosa:
se debe a las cocineras.
Por eso con toda el alma
os pido, hermanos, de veras,
que si el arroz con gandules
y el pernil nos dieron fuerzas,
con esa fuerza aplaudamos
a tan buenas cocineras.

José A. del Valle
Carolina, Puerto Rico, Sepbre. de 1972