Al  Fenix

Te saludo, espirituano
con patriótica emoción,
por una doble razón:
porque a más de ser cubano
eres de Cuba el decano.
¿En tu siglo y tercio, di,
grabáronse acaso en ti,
como tus letras más bellas,
las inmarcesibles huellas,
de las manos de Martí?

Cuando te tengo en las mías,
hoy que en el exilio estamos
y que la patria añoramos,
pienso en tus gloriosos días.
Aquellos en que te erguías
en actitud colosal
para combatir el mal,
porque en ti brilla y emana
la honradez espirituana
como supremo ideal.

Todo espirituano afán,
toda espirituana gloria
y espirituana memoria,
en tus páginas están.
Y, porque a Dios gloria dan,
por eso es que te propones
y como deber te impones,
cantar, cual una campana,
de la tierra espirituana
las gloriosas tradiciones.

Hoy en el exilio estás.
Ni lo que en él has sufrido
ni Fidel, han conseguido
que des un paso hacia atrás.
Y sé que no lo darás,
porque el alma de un poeta
que está de ilusión repleta
y que no teme a un revés,
quiere que en el blanco des,
como certera saeta.

Es él, Trelles, la razón
por la cual todo cubano,
del exilio espirituano
te llama lazo de unión.
Además de corazón,
este cubano en ti es
cerebro, manos y pies;
y por ser mago del agro,
en ti realiza un milagro:
¡Que florezcas cada mes!

Porque capto tu sentir
y tu más ferviente anhelo,
tu voz y mi voz al cielo
se elevan para pedir
logre en el amor unir
a todos la Navidad,
y que el Dios todo bondad
vuelva a tenderle la mano
en el setenta al cubano,
dándole la libertad.

José A. del Valle

San Juan de Pto. Rico, 20 de Dic. De 1969