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Libreta 3a. Pág. 292 - Obra No. 268 
En Décimas lamenta el desgarro actual de la patria
y mira al pasado consternado por la falta de religión
en aquellos que la gobernaron.

Olvido Fue; No Falsía

Con la Fe de Cristo y la vergüenza de Agramonte


Nota: Envío: A los gobernantes de la Cuba de ayer,
reconocedores hoy de su olvido, y dispuestos a luchar
 por ella con el rifle y la redenta oración reparadora.
Fraternalmente en Cristo,
Fray Pacífico.
Patria, desgarrada estás
por las manos inclementes,
manchadas y malolientes
de un hijo de Satanás.
Pero, hay más: hoy vuelvo atrás
la vista a ver tu pasado,
y contemplo consternado
que tiene una sinrazón:
la falta de religión
en los que te han gobernado.

Corriendo no sé por qué
tras la fama y vanagloria,
dieron la espalda a tu historia
y a la verdadera fe.
Sólo, Cuba mía, sé
con meridiana evidencia,
que de Dios la Providencia
todo lo ordena y lo rige,
y que a veces nos aflige
llamando a nuestra conciencia.

Que es un ministerio santo
el arte de gobernar
y en él a Dios olvidar
va de la patria en quebranto,
hoy nos lo dice tu llanto.
Y la fe también nos muestra
cómo la divina diestra,
que en todo busca su gloria,
hace a veces de la Historia
la más rígida maestra.

Al olvidarse de Dios
los que tu ruta trazaron,
también de ti se olvidaron.
Y al olvidar a los dos,
sólo marcharon en pos
de un tan mezquino ideal,
que acallaron el genial
aforismo que Martí
dictara hablando de ti:
“es ara y no pedestal”.

Porque tus mentores fueron
y eres ara y eres templo,
a cuántos ¡ay! con su ejemplo
a su imagen los hicieron.
Cuántos, ¡oh, Cristo! vivieron
siempre apartados de Ti,
que por pensar sólo en sí
lo hundieron todo en su amnesia:
se olvidaron de tu Iglesia
y olvidaron a Martí.

Olvido fue, madre mía,
que hoy queremos reparar
de Jesús ante el altar
al contemplar tu agonía.
Olvido fue; no falsía.
Por eso es que Dios, clemente,
dispuesto a besar tu frente
en prueba de su perdón,
espera nuestra oración
reparadora y ferviente.

Levanta el rostro aunque esté
de sangre y lodo cubierto;
que aún en tus hijos no ha muerto
el santo sol de la fe.
¡Patria: a sonreir... y en pie!
que el rifle y nuestras rodillas
han de romper las anillas
con que te han robado el sol,
y han de darle su arrebol
otra vez a tus mejillas.

¡Patria... en pie; que ya amanece!
Ya la noche del marxismo
del pasado en el abismo
se repliega y desvanece.
¡Patria... en pie! Tu llanto cese;
que ya es albo tu horizonte:
arden ya sabana y monte
con ese fuego sagrado
que con unción has guardado:
!la vergüenza de Agramonte!

De Agramonte la vergüenza
y la católica fe,
tiene al cubano en pie
frente a impía desvergüenza...
y hoy jura que, cuando venza,
por no pensar sólo en si,
ha de labrar para ti
la paz que en sueños ha visto,
con la fe de Jesucristo
y el recuerdo de Martí.

José A. del Valle
Paterson, 5 de Nov. de 1963