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Versos a mi Felita  Pág. 26  Obra No. 633
Su respuesta a aquellos que le
aconsejan que se vuelva a casar

Sagrado  Recuerdo


Vivo solo hace tres años
porque la buena mujer
que durante medio siglo
mi vida y refugio fue,
llamada por Dios un día
dejome en esta viudez
que, aunque intenta doblegarme;
sumirme en tristeza cruel,
jamás podrá conseguirlo
porque soy hombre de fe.

“¿Por qué no te casas? Valle.
La viudez en la mujer
suele ser más llevadera;
pero no en el hombre aquel
hecho al matrimonio.” Muchos
que sé que me quieren bien,
me lo insinúan creyendo
que eso es lo que debo hacer.

¿Casarme yo? Les respondo.
¡Jamás y nunca lo haré!
Me va tan plácidamente
en mi plácida viudez,
que no soy capaz, ni loco,
de semejante traspié.
Al recuerdo de mi Fela
quiero ser por siempre fiel,
porque es para mí sagrado
el recuerdo de quien fue
de mi juventud deleite
y refugio en mi vejez.
Porque es sagrado el recuerdo
para mí, de la mujer
que unió su vida a mi vida
confiando en mí. ¡Vivo en él!
Tiene tan honda ternura,
que el alma de placidez
me la inunda y la mantiene
erguida, serena... ¡en pie!

Es que la mujer aquella
fue tan selecta mujer,
que fue más tierna y más suave
que el pétalo de un clavel.
Fue tan casta y tan humilde,
que muchas veces pensé
cuando con ella intimaba:
A ésta, Dios, al darle el ser
le ha dado por alma un ángel,
y, como me quiere bien,
quiso hacerme un buen regalo,
y me la dio por mujer.

Por eso todos los días,
cada vez que hablo con Él,
le doy las gracias por ella
y esto le digo también:
De humildad y de pureza
quiero colmar mi viudez;
derrámalas en mi alma,
Jesucristo, para hacer
deliciosa y apacible
mi solitaria vejez,
y líbrame de mancharla
con un pensamiento infiel
al recuerdo de mi Fela.
¡Líbrame de ese traspié!

José A. del Valle
Miami, 14 de Agosto de 1983