De Tendero a Filósofo

Me afané mientras fui joven,
ya casado, por lograr
que a mis tres pequeños hijos
nunca les faltara el pan.
Quiso Dios que lo lograse;
pero, después a la edad
en que el hombre es ya maduro
y más experto y capaz
de hacer realidad sus sueños,
me dio por amontonar
miles y miles de pesos,
y no lo logré jamás.

Hoy que colgué las tijeras
y que he podido lograr
que una prudente mesada
me dé el Seguro Social;
hoy, que los años que tengo
me han hecho filosofar
y ver, como el buen Horacio,
con perfecta claridad,
la “dorada medianía”
como el estado ideal;
hoy, por nada de este mundo
me afano por tener más.

Hoy en el mar de mi vida,
que en calma y sosiego está,
la fe cristiana me orienta;
ella es mi estrella Polar
y la nave de mi vida
rumbo al cielo marcha ya.
Conque...¡a bogar, alma mía,
que lo que importa es llegar!
Y se llega, no llevando
como lastre el vil metal;
con cantidad no se llega.
¡Se llega con calidad!

José A. del Valle