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Libreta Primera Pág.89 - Obra 69
Poema Religioso

Nuestra Ofrenda

A su Santidad Pío XII al cumplirse
el décimo sexto aniversario de su
 exhaltación al Solio Pontificio.

¡Guanajayenses que me estáis atentos!
¡Hermanos en Jesús! ¿Qué es esta fiesta
sino homenaje que la patria chica,
la patria temporal, rinde a la eterna?

He aquí una villa de raiz cristiana
que a celebrar con júbilo se apresta
la exhaltación al Solio Pontificio
del duodécimo Pío de la Iglesia.

Estamos aquí, pues, Guanajayenses,
con el alma clavada en una idea
y fija la mirada en esa Roma
que es la Jerusalen de la edad nuestra,
y el sagrado eslabón que veinte siglos
tiene unidos los cielos y la tierra.

Ese eslabón, que es el terror y asombro
de tanto iconoclasta de esta época;
de tanto jacobino que, a martillo
y a cincel, torpe y gélido se empeña
en quebrarlo por ver si al fin y al cabo
se desquicia el planeta.

Es su asombro y terror: terror, pues teme
que de Dios la justicia hasta él descienda
por tan sagrado vínculo; por eso
con destruirlo sueña.

Su asombro es a la vez; pues ve, espantado,
que es cada vez mayor su resistencia
y más fuerte, más sólido y macizo
a pesar de los golpes que le asesta.

No sabe el infeliz, que fue a martillo,
sobre una cruz, con clavos que semejan
ese cincel cortante y penetrante
que esgrime en su siniestra...
y al fuego de un amor que hizo el prodigio
de transformar en cielo nuestra tierra,
forjado ese eslabón, y por lo tanto,
inútil es su esfuerzo en la faena.

No sabe el infeliz que todo vaso,
como dijo el poeta,
de un soplo hecho, rómpese de un soplo;
en cambio, el que a martillo se modela,
a los golpes terribles del martillo
ofrece resistencia.

No he venido a cantar, guanajayenses,
las glorias de la Iglesia.
Las glorias de la Iglesia ha veinte siglos
las cantan otras liras más excelsas.

He venido a decirle al Santo Padre
el por qué de esta fiesta.

He venido a decirle que nosotros,
los hijos de esta tierra,
sabemos que esos golpes y esa furia
y esa torpe vileza,
es en su tierno corazón de Padre
do descarga su fuerza;
y que cual nuevo Cristo
y en esa Sión nuestra,
sufre en su propia carne
tanta maldad, iniquidad y afrenta.

Venimos a deciros Santo Padre,
que os amamos de veras;
y en prueba de ese amor, en esta noche
llegue hasta Vos; hasta la Roma eterna,
este mensaje de filial ternura
que ha de ser lenitivo a vuestra pena.

Venimos a deciros Santo Padre,
que mucho nos alegra
ver que de nuevo os ilumina el rostro
la salud que perdiérais,
y que por ello a Dios van nuestras preces
de gratitud en prenda.

Venimos a deciros, Santo Padre,
que rogamos con Vos porque el planeta
no vuelva nuevamente a estremecerse
con el volcán nefasto de la guerra.

Venimos a deciros, Santo Padre,
que rogamos con Vos, y muy de veras,
por aquellos hermanos que, ignorantes,
vuestro piadoso corazón laceran.

Que dispuestos estamos esta noche
a reparar, con nuestro amor, la ofensa
de aquellos que os combaten porque ignoran
la misión sacrosanta de la Iglesia.

A vuestras plantas, con unción piadosa,
Guanajay se prosterna
para haceros entrega, reverente,
de su filial ofrenda.

José del Valle
13/3/1955