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Libreta primera  Pág. 71 - Obra No. 66 
Panegírico
    

A Don Joaquín Nicolás  Aramburu,

en el centenario de su natalicio.


¡Mi Guanajay querido!
A tu voz amorosa;
a tu llamada tierna y cariñosa,
tus hijos todos siempre han respondido
con ese categórico ¡presente!
con que el hijo obediente
le rinde al padre corazón y oído.

De tu júbilo y gozo y alegría
llevome el eco en venturoso día,
noticia halagadora;
y dejando La Habana y su murmullo,
he venido a gozar del gozo tuyo
y a vivir de tu vida en esta hora.

Por cuán alto motivo, pueblo mío,
has a todos tus hijos congregado;
el más alto sin duda de los tantos
que en tu largo vivir, han aureolado
con resplandores célicos tu frente,
y han hecho que la patria, agradecida,
te proclame, de orgullo estremecida,
la Atenas de Occidente.

Y ¿quién dudar podría
de dignidad tan regia,
cuando Aramburu con su pluma egregia
para gloria tan alta bastaría?
¿Quién a negar también se atrevería
que el vuelo de su genio portentoso
llevó tu nombre hasta lejanas playas?
¡Guanajay! De Aramburu las batallas
(que libró cual coloso
del periodismo en la caldeada arena,
y do dejó jirones de su vida)
unieron a su gloria tu memoria;
por eso es que hoy la Historia
la Villa de Aramburu te apellida.

Aún guardan mi memoria y mi pupila
su imagen venerable;
aún lo veo pasar por la avenida
a la que dio su nombre memorable;
aún está frente a mi; pues no ha podido
esfumarse del tiempo en la distancia,
aquella su figura bonachona
visitando a mi padre en la casona
donde feliz se deslizó mi infancia.

Joaquín Nicolás: cuando te nombro
reverdece en mi alma aquel asombro
con que te vio mi tierna adolescencia.
Es que yo tuve, Joaquín, la dicha
de gozar las dulzuras de tu ciencia
en aquellos tus párrafos sencillos
cargados de genial sabiduría
conque al mundo obsequiabas día a día
en aquellos leídos "Baturrillos"

Joaquín Nicolás: quiere tu Villa,
de manera romántica y sencilla,
aquí rememorarte;
pero yo pido más: pido que el mundo
sepa de tu saber amplio y profundo;
tu prédica y tu arte.

Quisiera repetir de gozo enchido:
Nunca den al olvido
que a este rinconcito pinareño,
el alto honor le cupo
de ser la cuna de quien siempre supo
ser como nadie de sí mismo dueño.

¡Ser dueño de sí mismo!...
por eso fuiste encarnación perfecta
de cordura y civismo;
por eso fue tu pluma,
en esta sociedad ha tiempo infecta,
tajante bisturí; compendio y suma
de antibióticos tales,
que aquellos "Baturrillos"; cuántas veces
cual milagrosas preces
curaron a la patria de sus males.

Cuántas veces, también, acometiste
con la pluma viril con que naciste,
la difícil e incruenta,
la interminable liza
de sacar del olvido y su ceniza
tu amada cenicienta.

Y cuántas, ¡oh, maestro!
tu pluma, caldeada por el estro
que en tus venas ardía,
cantó de nuestra tierra las razones
en versos con que muchos corazones
se gozan todavía.

Al siglo de tu dulce nacimiento,
tu Villa, dando su alegría al viento,
rememora tu obra, enardecida;
tu provincia, postrada, te saluda;
y Cuba, absorta, muda,
te besa agradecida.

José A. del Valle