Como los Fuelles

Siglos ha que Satanás
sopla con toda su fuerza
sobre la antorcha gloriosa
de la católica Iglesia,
porque anhela sumergirnos
en diabólicas tinieblas.
Pero no es sólo Satán
quien sopla y sopla sin tregua:
muchos hombres...¡infelices!
hanse dado a la tarea
(porque la creen muy digna,
meritoria y justiciera)
de apagar también soplando
lo que a Satán le molesta.
Les pasa lo que a los fuelles
que en toda herrería emplean:
que mientras más aire expelen,
más atizan la candela.
Mientras con más fuerza soplan
y más en triunfar se empeñan,
más luz y fulgor le dan
a la antorcha de la Iglesia...
por lo que, de rabia llenos,
no sé cómo no revientan.

Ni Satanś ni los hombres
ni cuanta maligna fuerza
pueda lanzar el infierno
sobre nuestra madre excelsa
podrán jamás sumergirnos
en diabólicas tinieblas.
Es que olvidan, obcecados
por el odio al que se aferran,
esta verdad que el más simple
de los hombres puede verla:
“Por mucho que el viento sople
no se apagan las estrellas.”

José A. del Valle
Miami, 12 de Agosto de 1981