Libreta 7a. Pág. 94 – Obra No.692
Romance con el que proclama la pureza
de la doctrina Evangélica enseñada desde
hace XX siglos por la Cátedra de Pedro

Veinte Siglos


Veinte siglos ha que lleva
la Iglesia de Jesucristo,
la cátedra de San Pedro,
con entrañable cariño
y en encíclicas y breves,
pastorales y concilios,
prédicas y alocuciones,
sermones y panegíricos,
repitiéndole a los hombres,
para reconstituirlos,
las verdades luminosas
y santas del cristianismo.

Veinte siglos ha que lleva
con el dedo del Altísimo
sobre el mapa de la vida
marcándonos el camino
que, sin zozobras ni angustias,
ni riesgo a simas y abismos,
sino, alegres, sonrientes,
con juvenil regocijo,
ha de llevarnos al Reino
glorioso y paradisíaco
que con ternura de padre
nos prometió Jesucristo.

Veinte siglos ha que lleva
demostrándole a sus hijos
y a los que van por las sendas
del cisma y el paganismo,
que ella es el único puente
de lo humano y lo divino.
Y, a pesar del santo empeño
que en sus prédicas he visto,
he visto con honda pena,
con dolor en lo más íntimo,
cómo sus santos consejos,
que son palabras de Cristo,
tantos hombres los arrojan
en el pozo del olvido.
¡Ay! El predícame Padre”...
¡Cuánto rige en este siglo!
Por eso mi alma cristiana
ante tan necio extravío
e ingratitud tan monstruosa,
lanza ante el mundo este grito:
¡Hombres, por favor, oídle
y meditad! Que es Dios mismo
quien hablando está por ella;
quien nos habla es Jesucristo;
Aquel que dio en el Calvario
Su Vida por redimirnos,
y que, cual si fuese poco
sobre la Cruz su martirio
y su agonía, ya lleva
con entrañable cariño,
con amorosa paciencia
con un amor infinito
y corazón suplicante
marcándonos el camino
que nos conduce a Su Reino,
¡Veinte siglos!  ¡Veinte siglos!

José a. del Valle
Miami, 3 de Junio de 1979