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Libreta 10a. Pág.79 – Obra No. 1043
El cenit de su cielo en la tierra, está en Roma

No Hay Desgracia más Horrible...


En el cielo de mi vida
no hay una nube siquiera.
La luz de mi Sol, Jesús,
lo clarifica y lo llena
de placidez, de alegría,
de poesía y pureza.
Es que el cenit de mi cielo
no es mi cenit en la tierra.
Está en Roma, y desde Roma
mi Sol, cuya luz excelsa
va desparramando vida,
la infunde, santa y eterna,
en las almas que lo adoran
bajo el cielo de su Iglesia.

Como la luz de mi Sol
todo me lo tansparenta,
veo que hay almas que viven
en insondables tinieblas
porque la luz de Luzbel,
(luz que aunque no alumbra, ciega)
es reina y señora augusta
del cielo de su existencia.

Dolor me causa pensarlo...
¡y mayor dolor el verlas!
Verlas, Jesús, sumergidas
en noche trágica y densa,
por no volver hacia Ti,
que eres Sol de luz eterna,
su rostro, para, con vida
de oración y penitencia,
reparar sus liviandades
bajo el cielo de tu Iglesia.

Si lo hiciesen, como el ciego
que sale de su ceguera
y al ver la luz se entusiasma,
se regocija y se alegra...
vivirían repitiendo
esta alegre cantinela:
“Si la vida de pecado
es de lástima y de pena,
y la vida en Jesucristo
es la vida de la fiesta...
¡No hay desgracia más horrible
que estar fuera de la Iglesia!”

José A. del Valle
Miami, 26 de mayo de 1986