Libreta 9a. Pág. 160 – Obra No. 996

Zarza Espiritual


Gracias, mi buen Jesús, por la alegría
con que el alma me alegras.
Con ella estás llenándola de gozo.
En ella tu presencia
es luz, mi Dios, que todo la esclarece;
no hay en ella ni un rasgo de tiniebla.
Cierro los ojos para verme el alma.
Y todo es bello en ella;
no hay paisaje capaz de compararse
al suyo en la alegría y la belleza.
Pero...bien dice un popular adagio
que no hay dicha completa.
¿Ves lo bella y alegre que es mi alma
debido a tu presencia...?
Pues, hace muchos años...¡Tú lo sabes!
¡Hay una zarza en ella!
Una zarza fatal cuyas espinas
tu Corazón y el mío nos laceran.
Y es lo triste, mi Dios, que no podamos
ni Tú ni yo, ¡insólita tristeza!
de raiz arrancarla y sumergirla
en el místico mar de la paciencia.

Porque has hecho morada de mi alma
son tu pena y mi pena
la zarza que nos punza cuando vemos
la humana ingratitud e indiferencia.
La indiferencia e ingratitud de aquellos
que el sacro nombre de cristiano obstentan,
y, sin embargo de que diste un día
la vida por salvarlos...¡ni se acuerdan!

Para Ti, para mí, para el cristiano,
que por amarte sepa
que tu Iglesia es la nave insumergible
que al puerto lleva de la vida eterna,
es, sin duda ninguna,
la tristeza mayor de las tristezas,
ver tantos infelices bautizados...
¡al margen de la Iglesia!

José A. del Valle
Miami, 6 de Enero de 1986
Día de los Reyes Magos