Libreta 3a. Pág. 244
Obra No. 249 – Quintilla con la que también
él, postrado de hinojos ante la Santina,
se une a la alegría del amigo.
A mi fraterno amigo en Cristo, Manuel García Barrosa,
con motivo del matrimonio de su hija Bertha,
en la Gruta de la Virgen de Covadonga, Asturias.
Obra No. 249 – Quintilla con la que también
él, postrado de hinojos ante la Santina,
se une a la alegría del amigo.
Para Manuel García Barrosa.
A mi fraterno amigo en Cristo, Manuel García Barrosa,
con motivo del matrimonio de su hija Bertha,
en la Gruta de la Virgen de Covadonga, Asturias.
Primero de Mayo: día
de excepcional poesía
para vosotros, Manolo.
Por esa razón tan solo
quiero haceros compañía.
Siguiendo a mi corazón
vuela la imaginación
hasta la gruta asturiana
donde la Virgen galana
le imparte su bendición
a dos seres que han querido
formar el sagrado nido
del hogar, bajo su manto.
Y os veo allí; más, ¿qué encanto
he en vosotros advertido?
¿Es que extasiados estáis?
¿Es que reís y lloráis
al propio tiempo, Manolo?
Os veo y veo que sólo
a la Santina miráis.
En tierra las dos rodillas,
al par que preces sencillas
exornan vuestros semblantes,
van dos lágrimas quemantes
quemando vuestras mejillas.
Al contemplar vuestros ojos
alegres y un tanto rojos
porque lograron al par
el sonreir y el llorar
yo también caigo de hinojos.
Caigo y pongo el corazón
con fraternal emoción
junto a vuestros corazones,
y uno a vuestras oraciones
mi fervorosa oración.
José A. del Valle
Paterson, N.J., 1o. de Mayo de 1963
de excepcional poesía
para vosotros, Manolo.
Por esa razón tan solo
quiero haceros compañía.
Siguiendo a mi corazón
vuela la imaginación
hasta la gruta asturiana
donde la Virgen galana
le imparte su bendición
a dos seres que han querido
formar el sagrado nido
del hogar, bajo su manto.
Y os veo allí; más, ¿qué encanto
he en vosotros advertido?
¿Es que extasiados estáis?
¿Es que reís y lloráis
al propio tiempo, Manolo?
Os veo y veo que sólo
a la Santina miráis.
En tierra las dos rodillas,
al par que preces sencillas
exornan vuestros semblantes,
van dos lágrimas quemantes
quemando vuestras mejillas.
Al contemplar vuestros ojos
alegres y un tanto rojos
porque lograron al par
el sonreir y el llorar
yo también caigo de hinojos.
Caigo y pongo el corazón
con fraternal emoción
junto a vuestros corazones,
y uno a vuestras oraciones
mi fervorosa oración.
José A. del Valle
Paterson, N.J., 1o. de Mayo de 1963
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