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Libreta Segunda. Pág. 217
Obra No. 123 – Epistolario en verso con su nietecito,
al cual, con un símil, lo inicia en la oración.

Divino Teléfono

En la gloria están los Reyes;
y tú, Pepito, en la tierra,
pidiéndoles por teléfono
los juguetes que deseas.
Te los traerán porque fuiste
un modelo de obediencia.

Al fin, llegaron los Reyes
con lo que pediste. Prueba
de que cumplen con los niños
su palabra y su promesa

Esta foto, nietecito,
¡qué santa lección encierra!
¡Cómo escucho embelesado
el raudal de su elocuencia!
Nos está diciendo a todos
que desde la pobre tierra
puede llamarse a los cielos
y que los cielos contestan.
Que un teléfono tenemos
que hasta la gloria se eleva.
Un teléfono llamado
la oración, que nada cuesta;
que jamás en él hay "cruces"
ni se oyen chismes de aldea.
Un teléfono al que siempre
el Rey del cielo contesta.

No olvides, pues, nietecito,
la santa lección que encierra
esta foto en que te ves;
y ten por cosa muy cierta,
que siempre responde el cielo
al hombre de fe que reza.

Tu abuelo,    J. del Valle.
6/1/1960