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Libreta primera Pág. 31
Obra 59 – Poema Lírico Religioso, en el que reproduce la lógica de  Duns Scotto que zanjó la discusión teológica sobre el Dogma de la Inmaculada:  (Dios)“ Pudo, Convino y lo Hizo”

A la Inmaculada Concepción de María

Sólo Tú, Madre mía
puedes hacer que el alma pecadora,
(como esta mía, que lo fue hasta ahora)
se torne humilde,  fervorosa y casta
Casta y humilde y fervorosa, Madre,
como ante Dios lo eres
y en tu vida mortal tanto lo fuiste,
que por ello llamarte mereciste
la bendita entre todas las mujeres.

Casta y humilde y fervorosa os ruego
que me tornes el alma, Madre mía.
Dale tu luz, María;
que si no puede el ciego
marchar resuelto por torcida vía,
aun menos podré yo, mísero lego,
sin Tí subir hasta el cenit del arte,
que sólo en él, y envuelta en tu mirada,
el alma desterrada
puede alientos cobrar para cantarte.

Dios te salve, María;
llena eres de gracia; así el arcángel,
de Nazaret en tu casita humilde,
lleno de gozo saludote un día;
y hoy aquí, Madre mía,
bajo este cielo azul, la Habana nuestra
aunó sus corazones
para cantar los incontables dones
con que quiso el Señor, con otra muestra
de su amor a nosotros, adornarte.
Muestra de amor al par que de su arte:
¡que quiso y pudo hacerte inmaculada!
Es que era necesario que lo fuese
quien iba a ser de Dios arca sagrada.
Es que era necesario que tuviese
su débil criatura,
además de su amparo y su consuelo,
que lo eres Tú, ¡derroche de ternura!
una mujer que fuese por lo pura,
¡la Madre y el Modelo!.

Madre sin mancha alguna de pecado.
Madre la más excelsa, en cuyo seno
quiso el Verbo del Dios bueno
ser en Dios-Hombre transformado.
¡La Madre de Dios-Hombre!
¿Habrá algún corazón o habrá cabeza
que al contemplar, María, tu realeza,
ante Ti no se incline y no te nombre
fuente ideal  de espiritual belleza?

¡La Madre del Dios-Hombre y Madre mía!
Por estas dos razones
eres nuestro consuelo y alegría;
nuestro mayor justificado orgullo:
Si es Jesús, por ser hombre, nuestro hermano,
todo el género humano
con sobrada razón es hijo tuyo.

Y ¿podrá madre alguna de la Tierra
aventajarte en ser nuestro dechado?
¿Podrá el hombre tener en esta guerra
que a diario libra aquí contra el pecado,
enseña más gloriosa?
¿Podrá, Mística Rosa,
otro existir que a tu perfume iguale,
cuando de Dios la mano bondadosa
te plantó en nuestro aspérrimo camino
para que el alma, cuando al fin exhale
su postrimer aliento
(porque cumplió su terrenal destino)
quede de tu perfume saturada
y el propio Dios se incline, la levante,
y cual célica rosa la trasplante
al glorioso jardín de su morada?

Por dos altos motivos,¡oh María!
Hoy la Habana a tus plantas se congrega.
Por dos altos motivos, Madre mía,
te obsequia aquí con su total entrega.
Quiso, a tu Concepción Inmaculada
ofrecer este cálido homenaje,
y compuso canciones;
y juntó corazones
que en arpa los tornó cuyo cordaje
cantando está tus glorias y tus dones.

También a darte muestras aquí viene
de la fe que en Ti tiene:
¡Mira sus ojos en tu imagen fijos!
Por Cuba, Madre, en su oración te implora;
por Cuba, ¡sí! que llora
tanta impiedad en tantos de sus hijos.

Para consuelo de ella, Madre mía,
le decimos aquí: no olvides, Patria,
que de Nipe en mitad de la bahía,
y quizá bajo el nombre más glorioso,
la furia del coloso
tornarla supo en suavidad María.

No temas, pues, ¡oh, patria! que se pierdan
los que jamás se acuerdan
de que hay un Dios a quien amar debemos:
¡Tu Hijo!  ¡Jesucristo!
No importa que hayas visto y veas todavía
tempestades terribles de pasiones
desatarse de muchos en el alma...
¡ya volverá la calma!
No importa, no, que a muchos corazones
la fe les falte o la impiedad les sobre;
ahí tienes a María,
que por tí, por amarte, Cuba mía,
¡Quiso llamarse Caridad del Cobre!

José A. del Valle

12/10/1954   (Oct. 12/ 1954

Leida en la explanada del malecón de la Habana,
con motivo del Congreso Mariano celebrado
en la Habana en Octubre de 1954