Libreta 4a. Pág.159 - Obra No. 379
En prosa hace una oración que sirve de reflexión
sobre el valor que tiene para la santidad el saber
aceptar la cruz que Dios nos envía
- Adoramoste Cristo y te bendecimos....
¡Oh, mi buen Jesús! Infundid en nuestras almas esa paciencia y resignación con que cargásteis vuestra Cruz, para que jamás rechacemos la que os dignéis poner sobre nuestros hombros.
Señor: esta Parroquia de Belén llorando está ante Vos sus innumerables pecados. Mirádnos con ojos de misericordia; y además del perdón que os imploramos, concedednos la gracia de una fe viva; ésa que en el momento de la tribulación sabe sellar nuestra boca, acostumbrada a abrirse a cada momento para lanzar la queja; ésa que nos dice que lo que os dignéis enviarnos es lo más conveniente para nosotros; ésa que hace de nuestras almas un campo abierto dispuesto a recibir del cielo, sin una queja, porque del cielo viene, el sol o la lluvia; la ráfaga o la brisa; la nieve o el rocío. Así es cómo se hacen fecundos los campos y así es cómo esperamos que esta Parroquia de Belén, por vuestra gracia, y por la Cruz que os dignéis poner sobre nuestros hombros, se haga fecunda en frutos de santidad para vuestra gloria.
- Padre Nuestro, Ave María y Gloria
-Señor, pecamos. Tened piedad y misericordia de nosotros.
José A. del Valle
En prosa hace una oración que sirve de reflexión
sobre el valor que tiene para la santidad el saber
aceptar la cruz que Dios nos envía
JESÚS CARGA CON LA CRUZ
Segunda Estación del Viacrucis
- Adoramoste Cristo y te bendecimos....
¡Oh, mi buen Jesús! Infundid en nuestras almas esa paciencia y resignación con que cargásteis vuestra Cruz, para que jamás rechacemos la que os dignéis poner sobre nuestros hombros.
Señor: esta Parroquia de Belén llorando está ante Vos sus innumerables pecados. Mirádnos con ojos de misericordia; y además del perdón que os imploramos, concedednos la gracia de una fe viva; ésa que en el momento de la tribulación sabe sellar nuestra boca, acostumbrada a abrirse a cada momento para lanzar la queja; ésa que nos dice que lo que os dignéis enviarnos es lo más conveniente para nosotros; ésa que hace de nuestras almas un campo abierto dispuesto a recibir del cielo, sin una queja, porque del cielo viene, el sol o la lluvia; la ráfaga o la brisa; la nieve o el rocío. Así es cómo se hacen fecundos los campos y así es cómo esperamos que esta Parroquia de Belén, por vuestra gracia, y por la Cruz que os dignéis poner sobre nuestros hombros, se haga fecunda en frutos de santidad para vuestra gloria.
- Padre Nuestro, Ave María y Gloria
-Señor, pecamos. Tened piedad y misericordia de nosotros.
José A. del Valle
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