Home > La Prosa > Comentarios al tema: La Caridad y el Amor a la Patria

Libreta Segunda  Pág.199 - Obra No. 121
Plática en la que desarrolla la idea de cómo
en la Caridad queda encerrado el amor a Dios,
al prójimo y a la Patria.

Comentarios al tema: "La Caridad y el Amor a la Patria",

Que será desarrollado en el
Congreso Nacional Católico
que se celebrará en esta Capital,
durante los días 28 y 29 de Nov. de 1959.

Transcribe el autor del folleto (al cual felicito y admiro por la síntesis maravillosa con que supo compendiar tema tan amplio) transcribe, digo, en la primera página, una cita de Antón Busé, que dice así:  "El cristiano es hombre sobrenaturalizado, no desencarnado ni trasplantado".......Porque no podemos olvidar que la actividad sobrenatural no tiene otra raiz o fundamento que la gracia divina, la presencia de Dios en el alma ; cosa que se vive dentro de la Iglesia Católica.

En el segundo caso: "El cristiano; ser social por excelencia"; se está determinando no sólo al católico, sino a todo aquel que por vivir o desarrollar sus actividades dentro de la atmósfera civilizadora del cristianismo, su mente y su espíritu gozan de esa facultad de adaptación, de contemporización, de comprensión que lo hace , como muy bien señala el autor, sociable por excelencia.

Para explicarlo de otra manera: la sobrenaturalidad es de origen divino y ésa sólo puede prestarla la Iglesia. La sociabilidad es de origen humano; la da el trato con el prójimo o los demás hombres; el ajetreo de los negocios y las incontables eventualidades a que nos somete la civilización.

Claro está que Pío XII, según párrafo que transcribe el autor más adelante, señala que "Los católicos están especialmente calificados para tratar problemas cívicos.

Varias son las razones en que fundamenta tal afirmación; y yo me digo: cómo no han de estarlo si no existe sobre la faz de la tierra organización alguna en que palpiten, como palpitan en la Iglesia, el espíritu de fraternidad y el de venerable acatamiento al orden jerárquico, que son, sin duda alguna, lazo y fundamento de la más perfecta sociedad.

El ver y el amar el bien común, ¿tiene gran importancia para la vida de las sociedades?  (Pág.6) Este epígrafe ha sido desarrollado con conceptos tomados de una publicación católica de París, según señala el autor. Uno de esos conceptos es éste:  "la defensa del bien común de la sociedad civil es lo que constituye toda actividad política."  Hermanos: observemos que aquí el término
" política" se confunde o por lo menos se asemeja al de "caridad " Eso, aquí en el folleto; pero lo que es aquí, en Cuba...cuán disímiles; y tanto, que más que disímiles resultan siempre antagónicos.  Fue el político el hombre dadivoso, jovial y tratable meses antes de las elecciones;pasadas estas, todas esas virtudes se esfuman como por encanto, para emplear, con desfachatez inaudita, cuantos medios y modos encontraba a su alcance para escalar la cima del poder y de la riqueza. Razón por la cual llegó el común de las gentes a equiparar la política con la desverguenza.  "La política es muy sucia". "La política es lo peor del mundo". Frases como estas, eran las que se oían en la calle al hombre de mediana o ninguna cultura. Razón: la descarada avilantez y sórdida avaricia del gobernante.  Avaricia y avilantez que no tenían otra causa que la carencia de una fe y caridad genuinamente católicas. ¡Ah, si hubiesen vivido de la fe!  ¡ Ah, si hubiesen tenido en el hondón del alma siquiera un rescoldo del sagrado fuego de caridad!  Hubiesen visto un hermano en cada hijo de esta tierra, y no hubieran contemplado jamás el dantesco espectáculo de ver a la patria agonizar al golpe de artera puñalada que le asestaron ellos mismos.

Ellos: con esas manos obligadas a defenderla y a trazarle sus rutas con filial amor.  Ellos que, con esas manos que por no saber elevarlas al cielo en súplica de gracia y de perdón, clavaron en la espalda de la patria la daga traicionera.

Sí hermanos: política no es sinónimo de caridad; pero es su consecuencia; son como madre e hija; y si durante cincuenta y tantos años suspiró y gimió en vano por la sana política el pueblo de Cuba, fue por la cruel desgracia de vivir sus políticos y gobernantes de espaldas a la Iglesia, y en ayuno, por tanto de caridad.

El amor a Dios y el amor a la patria deben ser uno sólo (Pág. 10)  Y Pío XII así lo da a entender cuando dice: "los dos grandes amores de toda alma noble, Dios y  Patria, pueden fundirse armoniosamente en el único culto verdadero"  Observemos bien: "en el único culto verdadero"  Y ¿quién sino nuestra Iglesia es la única capaz de dar y rendir a Dios el verdadero culto?  ¿Quién sino ella y sólo ella es la depositaria de la verdad y por lo tanto la única capaz de señalar qué culto es el más agradable a Dios?

Observemos la concatenación o hilación entre estos tres términos: Dios, Patria e individuo, y veremos de qué modo se funden estos dos grandes amores del hombre: Dios y Patria, al divino conjuro del culto verdadero.

Ofreciendo a Dios el verdadero culto, practicamos la piedad de una manera cabal y perfecta; es decir: lo estamos amando como lo que es:  Padre nuestro. He aquí ya, el amor; la caridad que nos une a El.  Ahora bien; ¿puedo concebir amar a Dios como Padre, sin aceptar que es Padre también de mi prójimo? Imposible. Pues, si tan Padre es mío como de él, no puede mi prójimo ser otra cosa que mi hermano.  De aquí que tengo que amarlo.  Mas, me diréis: El prójimo no es la patria.  Es verdad; mas, si prójimo significa próximo, allegado, todos los que vivimos bajo este límpido cielo de nuestra hermosa isla, y que formamos (para decirlo con una frase hecha) la gran familia cubana, todos, repito; con nuestras glorias patrias y nuestro idioma y nuestra fe católica y nuestras costumbres y nuestras tradiciones, formamos eso, eso tan difícil de definir como fácil de amar y que se llama Patria.  Luego no puedo amar a Dios sin amar a mi Patria; y el amor que debo a mi Patria se fundamenta en el amor a Dios.

Muchas más consideraciones se pueden hacer espigando conceptos de tan bello trabajo; pero sé que el tiempo apremia por ser varios los comentaristas.  Este no tiene otro anhelo que ofrecer sus cuartillas, como filial ofrenda, a la Virgen de la Caridad del Cobre.

José A. del Valle
8 de Nov. de 1959