Libreta  3a. Pág.115 - Obra No. 216
Reflexión en prosa, en la que nos invita
a limpiar nuestro pesebre y pide a
María y a José nos ayuden.


Hombre: no eres otra cosa que un establo.  Un establo en el que quiere Dios nacer todos los días por el Sacramento de la Eucaristía.  No puede haber en ti, por tanto, la más ligera inmundicia.  Hay en ti un pesebre: tu alma. En él quiere, después, reclinarse.  Pide a la Virgen y a San José, que así como mulleron el histórico pesebre de Belén para en él reclinar al Rey de reyes, así también mullan el tuyo, acondicionando bien tanta paja áspera: tus pasiones.

José A. del Valle