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Libreta Segunda Pág. 63 - Obra No. 89
Poesía Patriótica-Religiosa

Dos Patrias, Dos Gritos, un Ideal.


2/24/1953
Y volvió el 24 de Febrero
como todos los años.
Y trajo, como todos, su alegría;
mas, oscuro presagio
se cierne sobre el alma de la Patria
tormenta amenazando.
Mas, no temáis, que pasará cual todo;
que todo pasa: la alegría, el llanto;
las horas más aciagas o felices
horas son nada más; que el tiempo es tanto,
que de la Historia en el reloj, un siglo
es igual que un relámpago.
Se cierne sobre el alma de la Patria
un oscuro presagio,
y tiembla la infeliz y gime y llora;
mas, no dudéis de que será su llanto
linfa que enjuague su preciado rostro
y avive aún más sus célicos encantos.
Su llanto habrá de ser, hermanos míos,
cual pasajera nube de verano,
que descarga su furia y deja luego
más alegres los campos.

Siempre fue Monserrate en este día
por dos santos amores inspirado:
el amor a esta tierra en que nacimos;
a esta Patria que intrépidos forjaron
los centauros históricos aquellos
cuyos hechos parecen legendarios,
y que a modo de lábaro glorioso,
mambises se llamaron,
y el amor a la Patria cuya puerta
la abrió para nosotros, desterrados,
un Dios de amor pendiente de un madero
sobre el monte Calvario.
Un 24 de Febrero en Baire,
libertad para Cuba reclamaron
los mambises aquellos con un grito
que atravesó el Atlántico.
Pero un grito no basta, se dijeron;
y a lomo de corcel, machete en alto,
le arrancaron a España la diadema
final de su rosario.

Y en otro 24 de Febrero,
distante nueve años,
estos mambises de la Patria Eterna,
llevando al frente a Monseñor Lobato,
lanzaron otro grito en Monserrate
y esta Unión fraternal consolidaron.

Pero un grito no basta; así dijeron
los mambises de Baire, y acertaron.
¡Sí! Que no basta un grito, hermanos míos;
quien no lucha no vence; es necesario
imitar al mambí de la manigua;
que si él llevaba su machete en alto,
nosotros, levantando el Crucifijo,
(simbolismo de fe y amor cristianos)
podremos conquistar muchas diademas
que al poder de Satán se doblegaron;
podremos conquistar para la gloria
del Dios tres veces santo,
las diademas sublimes de las almas
con que a diario, mil veces, tropezamos.

Mambises sin igual de Monserrate;
caballeros cristianos;
los mambises de Baire que cayeron
por nuestra Patria temporal luchando,
con cuánto regocijo nos contemplan
cada vez que peleamos;
cada vez que por Cristo y por su Iglesia
y con el santo Crucifijo en alto,
contra el mundo, la carne y el demonio,
peleamos como bravos;
cada vez que a la luz de la fe santa
una invasión espiritual planeamos,
con la intención de que retorne a Cristo
la Patria temporal que nos legaron;
porque saben muy bien, que solamente
será Cuba feliz, libre el cubano,
cuando encuentre Jesús en cada casa
corazones ansiosos de albergarlo;
cuando todos se afanen por servirlo,
y más que nada, por mojar sus labios;
que aún tiene sed, hermanos; sed de almas;
¡la misma del Calvario!

José A. del Valle