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Libreta 9a. Pág.4 – Obra No. 881

El Único Portero

Hermanos en Jesucristo
que, con corazón sincero
lo que la Biblia nos dice
lo dais, como yo, por cierto,
pero que os hacéis los sordos
a la cátedra de Pedro
por seguir las enseñanzas
del monje Martín Lutero...
Abramos la Biblia hermanos.
¿Qué dice el sagrado texto
(esa Polar de las almas)
en los versículos esos
en que a Pedro hiciera Cristo
de su Iglesia fundamento?
Cambiole, a Cefas Jesús,
el nombre y llamole Pedro.
¡Piedra en que habrá de basarse
de su Iglesia el santo reino!
¡De su Iglesia, no de tantas
que hoy son unos cuantos cientos!
Una sóla fundó Cristo.
¡Sólo una! ¡La de Pedro!

Y ¿qué de su santa Iglesia
dijo el divino Maestro?
“Jamás podrán contra ella
las puertas del negro infierno,
y que el Espíritu Santo
la habrá de asistir, prometo.”
Estas palabras de Cristo
prueban que del magisterio
de su Iglesia sacrosanta
jamás del error el cieno
habrá de empañar el brillo
y excelsitud de su cetro,
ni la infernal impureza
los albores de su velo.
Que por incólume y santa,
ha de durar todo el tiempo
que dure de este planeta
su rol en el universo.
Si es así su iglesia, hermanos,
no hay duda, pues, que Lutero
con su acto de rebeldía
intransigente y soberbio,
implícitamente a Cristo
por siglos le está diciendo:
¡No es tu Iglesia lo que dices!
¡Te equivocaste, Maestro!
¿Cual de los dos, os pregunto,
es veraz o está en lo cierto?

Pero, hay más, hermanos míos:
Reflexionad un momento.
El protestantismo todo
lo inició Martín Lutero.
Los que militáis en él
no escucháis jamás a Pedro
y a Pedro no se le puede
dejar de oir, porque el texto
y la lógica nos dicen
que las puertas de los cielos
sólo abrirlas puede aquel
a quien las llaves le dieron.
No se las dieron jamás
ni a Mahoma ni a Lutero;
se las dieron a un humilde
pescador llamado Pedro
que las yergue inmaculadas;
que desde que se las dieron
no hace más que repetirnos
con paternal sentimiento:
“Escuchadme, hijitos míos,
que mi cátedra es el eco
de la voz de Jesucristo,
y Este, de su santo reino
me dio las llaves un día.
Solamente yo las tengo
y no tengo otra ilusión
ni otro entrañable deseo,
que veros franquear a todos
la estrecha puerta del cielo.”

José A. del Valle
Miami, 17 de dic. De 1983
Día de San Lázaro Obispo